
Quiero encontrarte una tarde de estas de otoño. A ti y a tu sonrisa. La tuya y la que me provocas. Quiero tu corazón y tus palabras. Quiero un tú real. Saber cómo eres tú en materia. Reconocerte desde mis ideas y mis sueños. Quiero que adquieras vida. Tal vez tú me estuvieras/estés pensando a mí. Necesito algo de realidad. Porque la mera capacidad no me sirve de nada. Necesito algo a lo que dirigirme. Un sentido para mi movimiento. Para mi vida. Mi imaginación es poderosa, pero a veces necesito algo más. Aparece una de esas tardes de colores. A la hora de la merienda. Con el chocolate caliente. Con la conversación en la lengua. Aparece. Cuando quieras.
Pero aparece.
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