domingo, 10 de octubre de 2010

─ ¿La quieres?
─ Sí, bueno, ella es guapa.
─ ¿Eso es todo?
─ Eh... ¿qué más quieres que diga?
─ ¿Cómo que "qué más quieres que diga"?
─ ...
─ Yo no te pregunto si te gusta. Yo te hablo de amor. ¿Y tú me dices que es guapa? ¿Guapa? No te estoy preguntado si te gustan sus labios suaves, ni sus ojos chispeantes. No. Lo que quería que me dijeras, es que la quieres.
Que te gusta todo de ella. Sus defectos, los peores.
El sabor de sus lágrimas cuando no puede más. El olor de su pelo cuando la abrazas para besarla en el cuello. Y cuando yo digo la palabra amor, no lo asocies con otro tipo de palabras, por favor. No me interesa saber cuántas veces compartes noche con ella. No me interesa. Hay unas palabras para hablar de ella, ninguna palabra que sea falsa. Ni una de esas viejas palabras que hayas oído en algún cine. No así...
A veces no hay palabras. Sólo miradas. Gestos. Más miradas. Luego una sonrisa. Que dura porque tienes tu mano puesta sobre su piel. Porque en su bolsillo has encontrado un papelito que ponía 'Te quiero' mientras ella se daba la vuelta. Porque los días pasan demasiado rápido cuando ella está allí y cuando no quieres que se marche, porque no puedes soltar su mano. No quieres. Y cuando piensas, pero no le dices, que cada minuto sin ella es inútil. E incluso cuando parece que no va bien. Cuando sus ojos se humedecen, aparecen las lágrimas. En el momento de una discusión, cuando te lanza palabras horribles, gritos de odio. Entonces perdónala. Y empieza desde cero. Y dile 'te quiero'. Eso es el amor. No es un juego, es demasiado peligroso.

sábado, 9 de octubre de 2010


No necesitamos tener una razón, no necesitamos nada, solo estamos perdiendo el tiempo.
Todo lo que sucediera a mi alrededor me daba igual; solo me importaba estar junto a él.
En aquel rincón me abrazó. Sentí como se excitaba con tan solo mirarme. Se acercó nuevamente hacia mí, y con una voz suave me susurró "te quiero" al oído.
Fue besándome las mejillas hasta casi llegar a mis labios. Me miró a los ojos y me besó. En ese momento sentí algo verdaderamente bonito, algo que no se puede explicar con palabras...
Ese beso para mí fue único, inolvidable; pero supongo que el primer beso nunca se olvida, permanece en tu mente como un precioso recuerdo el cual resulta imposible borrar.
Fue un beso apasionado, sus labios contra los míos y las manos entrelazadas en mi cintura. Primero con timidez, con abierta osadía más tarde, las lenguas cruzaron la frontera de los dientes. Mientras él besaba mis labios, yo saboreaba su boca; fue bajando sus manos más allá de mi cintura, y yo le estreché entre mis brazos.
Deseé que ese momento nunca terminara...
A veces es más fácil enamorarse de un desconocido que de alguien cercano a tí. El hecho de mostrarse sin prejuicios, el no tener miedo de defraudar a alguien, nos quita la máscara. Nos desnuda las palabras que nunca pensábamos que diríamos.
Un desconocido no sabe cómo quiere que seamos. Nos mira a la cara, sin miedo a decepcionarse con lo que vea en nuestros ojos. Nos empieza a descubrir tal y como somos.
Tardo mucho en arreglame,odio los problemas y a las zorras sin razón,amo los cds antiguos y vagueo en vacaciones. Canto cuando quiero,cuando estoy triste para alegrarme, cuando te vas para consolarme.Voy al cine dos veces al año y me encanta que huela todo a colonia. Que me dejen con ganas de más para mí es pecado, quien no adore mi personalidad es culpa suya, no mía. Quien se pierda conmigo una noche, despierta por la mañana con una buena sonrisa. Quien me enseñe a no decir palabrotas es un genio, y quien me diga que he perdido, no tiene ni idea de lo que soy capaz de hacer.
 -Me gustaría hablar contigo..
-Sobre qué?-preguntó preocupado.
-Sobre cualquier cosa, solo deseo oír tu voz, tus opiniones. Ver como mueves la cabeza cuando te despeinas, como abres los ojos cuando cuentas algo sorprendente, o como estás a punto de cerrarlos cuando te hacen reír. El tema del que hablemos no es importante, lo importante es que sepa aguantarme sin hacer lo que llevo tanto tiempo deseando hacer.
-Y qué es lo que deseas hacer?
Ella se quedó mirando sus ojos. No sabía si debía hacerlo o si no. Por una parte, deseaba decirle cuanto le deseaba, pero por otra, tenía miedo a que él desapareciese de su vida. Pensó, se planteó decírselo, y cuando fue a decir las palabras mágicas, él le cortó:
-Yo también te quiero
-¿Qué?
-No ibas a decir que me quieres?
-Cómo...cómo sabes eso?
-Porque desde hace un tiempo, me fijo en tu manera de mirarme, en tu manera de tratarme, de hacerme reír casi siempre, o de dejarme desahogarme si es necesario. Me fijé hace un tiempo, que tu manera de tratarme era tu manera de tratar a alguien especial. Tus ojos brillan cuando me miras, y eso quiere decir que tienes una ilusión o un sueño.. No sé, pensé que me querías, pero veo que es lo que haces normalmente, o sin darte cuenta.
-No, no! Has acertado...Pero... ¿Por qué me lo dices ahora, si llevas un tiempo sabiéndolo?
-Porque cuando le conté a tu mejor amigo que te quería, él me dijo que hablase contigo. Quise hacerlo, pero tenía temor a que me rechazases o algo parecido. Se que no soy el tío perfecto, y se que no soy atractivo, pero me gustas, me gustas mucho.
-Ese temor lo llevo teniendo yo desde que te empecé a querer. Y posiblemente no seas el tío perfecto, pero sabes qué? la perfección no es ser perfecto, sino valorar lo bueno y lo malo de la persona que quieres, aceptarlo, y quererlo así. A mí me pareces atractivo, y bueno, quizás tengas defectos, pero..¿Quién no los tiene?..
Él le cogió de la cintura, le arrastró hasta ponerla frente a él, y le besó.
Fuiste tú quien me dejó. Pasó mucho tiempo que no sabía nada de ti y ahora que he rehecho mi vida apareces de nuevo, y parece que es para quedarte. Al fin y al cabo, creo que no lo quería admitir, pero en el fondo todavía te quiería. Así que si decides volver, te esperaré con las puertas abiertas; y una vez hayas entrado las cerraré para que no te vuelvas a ir.
Me había inventado un mundo. Un mundo donde no existía ni la falsedad ni la mentira. Un mundo donde sólo se regalan besos y abrazos. Un mundo de cristal. Pero al despertarme me he dado cuenta de que el mundo es esto nada más... un ir y venir de caminos. Un ir y venir de personas, de esas que dejan vacío al irse y de las que meses después ya ni te acuerdas. Y que, al fin y al cabo, tienes que abrazarte y besar a aquellos que te apetezca, nada más.